domingo, 24 de junio de 2012

77 años sin Gardel


LEJANO Y PRESENTE
I
Se estiraba el Abasto como un verde domingo
sobre leves cimientos de muertas calesitas,
con un telón de fondo cantinero.
Pregones, gritos, cantos y el nocturno acordeón
penetrado de ansias y de melancolía
acunaron al niño, pobre huésped del sueño,
entre gentes de estirpe generosa y bravía.

Arrabal, patria adentro.
II
Lo tuvo todo, duende, victoria y muerte trágica.
El don en la garganta y la gracia en la pinta.
El azar lo hizo suyo, lo eligió la aventura,
lo atropelló la vida.
Con él crecía el tango, el amor, la garúa,
el boliche, el otoño, los gorriones, la esquina.
III
Como un ángel guardián el perfil de su barrio
veló por el viajero tras la campera gaucha
y el estirado smoking del porteño donaire
y la pródiga imagen del celuloide gringo.
Nadie tuvo como él vocación de cigarra
y esa lírica, oculta obstinación del grillo
y del clavel del aire.

La marea, el destino.
IV
Por ser tan argentino proyectó su estatura
a la morena América y el París que en Europa
es la rosa del mapa.
Su voz fue el instrumento. Voz Gardel,voz mañana,
voz para la memoria de un cielo con ventana.
Su eternidad, la leve luna negra del disco
desde donde su espectro azul se asoma
compadreando al olvido.
V
Soslayó las orquestas; él quería
un cerco de guitarras y un techado de estrellas.
Una caja de música su corazón latía
y en su fino resorte habitaba el secreto
de la brisa que mueve las antiguas veletas
reflejando la tarde enredada en sus hierros
sobre patios tan hondos que parecen orillas.

Soledad, gran ausente.

VI
Ví su nombre en el muro de un corralón surero
donde los payadores honraran su regreso.
Muchas lluvias borraron las glicinas
desde que un valsecito inventó la saudade.
Y ellos también cruzaron la última vereda
cuando nobles vihuelas rindieron sus bordonas.
No conocían el grave verso de Keats, el triste:
"Tu alto Requiem vendrá al césped de mi sueño ".

Calle larga, el recuerdo.

VII
Ahora está más Gardel, y tan lejano.
Por encima del tiempo, en el sutil
territorio del mito
donde vagan los dioses desterrados.
Entre la luz y el aire fugitivo,
con Carriego, en la nube, mano a mano.
Distante y pensativo.
Distante y pensativo, como un tango.

Raúl González Tuñón

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