viernes, 6 de enero de 2012

Sergio Raimondi "es fundamental que una gestión plantee cuáles son sus programas"

 Sergio Raimondi : Casi 10 años en el Museo del Puerto, su trabajo como escritor de poesías (editó Poesía Civil , en 2001) y como docente de Literatura Contemporánea I y II en la carrera Licenciatura en Letras de la Universidad Nacional del Sur, lo convierten en un hombre "de la cultura local".
     Intentamos conocerlo, saber quién es, qué hizo, cómo llegó, pero principalmente cuáles son los objetivos de su proyecto.
     "Para mí es fundamental que una gestión plantee cuáles son sus programas, a través de los cuales lograr objetivos. Eso es un rasgo de democracia: explicitar cuáles son los ejes de trabajo. Somos conscientes de que un plan siempre es precario, que después va a tener que soportar el pasaje decisivo de las ideas a los hechos, que será interrogado, indagado y presionado", asegura Raimondi.
     -- Diseñar un programa es un hecho cultural.
     -- Exacto. Y en ese programa tenemos la necesidad de reconocer en la cultura un conjunto de prácticas que van más allá de lo artístico. Claro que lo artístico es un grupo a tener muy en cuenta, pero va mucho más allá.
     -- ¿Qué ejemplo puede dar?
     -- Cuando en los años `40 se trasladaban una o dos bolsas al hombro en el puerto de Ingeniero White o el modo en el que actualmente el estibador maniobra la grúa portacontenedores, son parte fundamental. También puede ser la manera en que un pescador artesanal tira la red en uno de los canales de la Ría. Hay un conjunto de saberes, de historias y de relaciones que también forman parte de nuestra cultura.
     


Los cuatro ejes fundamentales

     Los siguientes son los cuatro puntos en lo que se basará el programa cultural de la actual gestión del Instituto Cultural.
     1) El fundamental: que se reconozca la cultura en un sentido amplio, no sólo en el artístico.
     Eso tiene que ver con reconocer, por ejemplo, la labor que se lleva a cabo en los talleres barriales desde el municipio o lo que se viene haciendo en las bibliotecas populares.
     "La importancia de la cultura que no se piensa en forma autónoma, sino con relación a otras áreas de la vida en la ciudad como es Salud, Deporte, Juventud o Promoción Social. Nos vamos a relacionar con todas las áreas que podamos".
     2) Desarrollar los proyectos que tengan un vínculo fuerte con el territorio, es decir, que permitan indagar la historia y el presente de la ciudad y de la región, pensando en la articulación de los territorios.
     "Siempre hay que tener cuidado, no debemos caer en localismos que armen identidades cerradas. Bahía, como ciudad puerto, está vinculada claramente con la provincia, la nación, el continente y el mundo: la idea de los contenedores apilados en el muelle multipropósito es claramente una imagen de que el mundo está acá".
     Teniendo en cuenta que, al menos desde lo político, éste es un gran momento para pensar a Bahía Blanca como ciudad latinoamericana, ése será un punto a tener muy en cuenta por Raimondi y compañía, para favorecer el cruce entre ciudades.
     3) Promover los proyectos culturales que tengan que ver con la intervención en los espacios públicos. Que signifiquen ocupar plazas, parques o paseos.
     "Son espacios en común para compartir, pero no para anular las diferencias. La gracia de compartir tiene que ver con asumir las diferencias y no borrarlas. En ese sentido, ciertos proyectos culturales pueden ser un ejercicio de las formas democráticas.
     "Debemos hacer eventos en todos los parques, en el de Mayo, el Independencia, en el de Villa Rosas, en la quinta González Martínez, en el paseo de Guillermo Torres, en Ingeniero White, en Cabildo, en Cerri... Queremos favorecer las experiencias colectivas de la cultura".
     4) Generar una circulación popular para el conocimiento académico y simultáneamente tratar de encontrar los modos de poner en contacto el conocimiento académico y los saberes populares.
     "Parte de nuestra labor es extender el conocimiento sobre la ciudad y la región que se va produciendo en las distintas disciplinas, por ejemplo de la Universidad".

Cultura para vivir mejor.
     -- ¿Cree que va a poder hacer todo lo que se plantea para 2012 teniendo en cuenta el presupuesto?
     -- El presupuesto viene aumentando. En 2010 era de alrededor de 5 millones y actualmente está en 11 millones. Lógico que es algo fundamental para cualquier proyecto, pero no es lo único. También hace falta tener una idea y un para qué.
     "La ciudad necesita un Instituto Cultural al que la demanda no le arme su agenda, sino que tenga una propia, una política de estado explicitada a partir del cual organice los distintos requerimientos".
     -- Algunos cuestionan que el presupuesto está destinado en un 80 por ciento para gastos de personal.
     -- Claro, pero hay que pensar que esa gente trabaja para la cultura, que produce y la mayoría son artistas e intelectuales enormemente capaces que forman parte del personal del Instituto.
     "Por otro lado, hay que reconocer que el cantante de ópera más sublime del mundo no puede entonar una nota sin un administrativo. Estoy poniendo un ejemplo radical, pero son fundamentales. Solemos ver a ese cantante entonando la nota en el aire y en realidad hay muchas cosas más detrás, desde el iluminador hasta el que limpia".
     -- ¿Cuál es su opinión sobre los espectáculos de afuera que se realizan con fondos públicos?
     -- No creo que se bueno generar antinomias entre la cultura "foránea" y la local. Hasta suena reaccionario plantearlo así. La concepción de cultura que quiero favorecer es la que considera los encuentros, los cruces, las articulaciones e inclusive las diferencias como potencia de la dinámica social y no como obstáculos.
     "Entonces, el encuentro entre un grupo musical cordobés y uno bahiense o un escritor rosarino y uno de acá, pueden ser altamente productivos. No siempre lo que viene de afuera es invasivo".
     -- De todas maneras, hubo algunos excesos en administraciones anteriores.
     -- Entiendo por dónde viene la pregunta, por eso creía necesario aclarar que en ese sentido 2012 va a ser un año en el que se gastará en forma inteligente.
     -- ¿Cuál es el argumento para plantear la idea de que la cultura tiene que ir más allá de un hecho artístico?
     -- Debemos pensar a la cultura como un elemento que nos haga vivir mejor. Eso no tiene que ver sólo con los espectáculos, porque transforma al ciudadano en un espectador. Nuestro trabajo es transformar al público en productor. Tenemos que visibilizar y potenciar las capacidades de invención y trabajo de distintos sectores.
     -- ¿En quiénes piensa cuando habla de intervención de los espacios públicos?
     -- En músicos, en poetas, en cantantes, en gente de las artes circenses, en muchos artistas, pero también en un cine al aire libre o en una discusión en una plaza...
     -- Hablemos de una política a corto plazo, ¿qué le entusiasma por estas horas?
     -- Es un desafío la presencia de los carnavales en febrero. Durante los últimos años emergieron un montón de agrupaciones, murgas, comparsas y batucadas que pusieron en escena una enorme capacidad de autogestión, de organización. Nosotros queremos acompañarlos y comunicarle a la ciudad lo que está pasando.
     -- Va en concordancia con la política nacional.
     -- Absolutamente. Queremos recuperar la capacidad de inventiva que tiene mucha fuerza en los barrios. Esa combinación tan espectacular entre alegría y organización.
     -- ¿Cómo toma la presencia del Consejo Consultivo dentro del Instituto Cultural?
     -- Su creación forma parte de la misma ordenanza de creación del Instituto. El Consejo cumple una tarea muy valedera, está integrado por representantes de distintas áreas y está muy bien que nos cuenten sus percepciones.
     "Habría que repensar el tema de que en el Consejo sólo hay representantes de las áreas artísticas, ya que es muy necesario pensar la cultura en un sentido más amplio.
     "Todo lo que podamos hacer para expandir las prácticas democráticas con relación a la cultura, es absolutamente necesario".

Crisis y cruce.
     Raimondi es uno de los tantos bahienses que fue formado íntegramente en dependencias educativas públicas. Desde su paso por la escuela primaria Nº 18, luego por el Ciclo Básico hasta su arribo a la Universidad Nacional del Sur, donde se recibió de Licenciado en Letras.
     "Siempre rescato que fui educado por el Estado. Mi formación fue pública y eso tiene un enorme valor en lo personal. En mi trabajo como docente en la UNS me siento un privilegiado por participar de eso", aclara.
     -- ¿De qué se trataba tu trabajo en el Museo del Puerto?
     -- Estudiaba mientras trabajaba. Eso me significó una gran crisis paulatina y gradual porque me dediqué durante mucho tiempo a la literatura latina, a autores del primer siglo antes de Cristo (Propercio o Catulo, entre otros), haciendo traducciones... y de repente me bajaba del colectivo e iba a charlar con un trabajador croata de la construcción del muelle nacional de los años '40 o '50.
     -- ¿Cómo hizo para llevar la teoría a la práctica?
     -- Esa confrontación de saberes que de alguna manera denunciaba ciertos problemas del estudio académico a la hora de reconocer la variedad y la heterogeneidad de la vida en la ciudad me implicó muchos conflictos. Parecía que la alternativa era o una cosa o la otra.
     "Tal vez la poesía, en algún momento, fue un punto, un lenguaje o un discurso a partir del cual pude cruzar experiencias de la ciudad y del conocimiento aparentemente disímiles".


Parte de la experiencia
     La mayoría de los bahienses se puede acordar de aquellos paredones pintados por lo Poetas Mateístas. El muro escrito en la curva de Chiclana (pasando Pedro Pico), era uno de los símbolos.
     Este grupo aprovechó la década del `80 para repensar la poesía y plantear una circulación más pública, influenciados por la recuperación democrática, que iba a la par del redescubrimiento de la pared como un espacio de escritura.
     Sergio Raimondi fue parte de este grupo a partir del año 1985, hasta 1994.
     Su anterior experiencia fue como director del Museo de Ingeniero White, desde el año 2003. Ese lugar estructuró parte de su vida teniendo en cuenta que ingresó cuando tenía 23 años (1992).
     Su responsabilidad fue armar un archivo de relatos orales con la intención de construir una historia del puerto, ésa que no había sido contada y que no estaba en ningún libro.
     Es decir que había que ir a buscar a los propios protagonistas: inmigrantes de principios de siglo que aún vivían y luego los distintos trabajos que sostenían el puerto: el ferroviario, el estibador, el pescador, la cocinera de la cantina y muchos más.
     Actualmente el archivo del museo tiene más de 1.000 horas de entrevistas a un conjunto variadísimo de protagonistas de la historia de Ingeniero White.

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