martes, 3 de enero de 2012

BAHIA BLANCA :LA CIUDAD VIBRO CON EL RALLY MAS PRESTIGIOSO DEL MUNDO

La ciudad amaneció dentro de un contexto inusual. Se percibió una atmósfera especial.
     Bahía Blanca sólo tuvo que salir a la calle para encontrarse con su obsequio de Año Nuevo: el rally Dakar. Con esa motivación miles de personas prepararon el termo, armaron la canasta, tomaron las reposeras y buscaron ubicación. No hubo excusa para perdérselo.
     Ni siquiera los más de 40 grados de sensación térmica reinante hicieron mermar la multitudinaria concurrencia, la cual se concentró en el parque de Mayo y se desparramó a lo largo de la autovía Juan Pablo II y las calles Sarmiento y Alem.
     Bien merecida tiene la fama de fierrero el público bahiense, que a partir de las 9.30 comenzó a hacerse presente para formar parte de un acontecimiento sin precedentes en nuestro medio.
     Indescriptible resultó la reacción general ante la aparición de la KTM número 1 piloteada por Marc Coma en el punto de control situado en Alem y Córdoba, minutos antes del mediodía. El español fue el primero en arribar, y con él, Bahía Blanca recibió oficialmente al Dakar.
     Ese instante resultó el punto del partida de una ovación que perduró hasta que el último camión se retiró por el camino Sesquicentenario con destino Santa Rosa.
     Tan involucrado y entusiasmado se mostró el público que piloto que pasaba, piloto que saludaba. Incluso, en varios casos, la gente apostó a la máxima extensión del brazo para obtener un simple choque de manos. En realidad, significó mucho más que eso.
     El termómetro de la tribuna explotó con el arribo de los hermanos Marcos y Alejandro Patronelli, máximos exponentes nacionales de la actividad, quienes respondieron felizmente. También hubo exaltación cuando emergieron los Di Palma (José Luis y Marcos), aunque en este caso, la huida fue rauda.
     No obstante, otro de los principales anhelos populares no pudo cristalizarse ya que el príncipe de Qatar, Nasser Al Attiyah, quedó a pie en Necochea.
     Así fue cómo el Dakar dejó sentada su huella en Bahía. Y promete ser imborrable.

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