Uno de los primeros animales en entrar al predio de la Rural de Palermo fue Mercosur, un toro de la raza Shorthorn, que este año cumple 200 desde la llegada de Tarquino.
La Shorthorn fue la primera raza “profesional”, es decir de animales con provenían de una selección genética previa, en llegar a la Argentina y que, por lo tanto, se usó para iniciar la mejora de los rodeos vacunos conformados hasta 1823 por los animales españoles traídos en los barcos de los conquistadores y que se criaron a sus anchas en una Pampa muy bondadosa en pastizales.
La importación del primer toro Shorthorn, llamado Tarquino, la realizó el escocés John Miller, quien poseía un establecimiento rural en el partido de Cañuelas.
El presidente de la Asociación Argentina de Criadores de la Raza Shorthorn, Carlos Juan Guillermo Dawney, rememoró que “cuando aún resonaban los gritos independentistas se importó el toro que daría inicio al tremendo desarrollo genético que hoy nos caracteriza y es reconocido en cada rincón el mundo”
“Fue muy cerca de donde se emplaza este moderno mercado en donde comenzó esta historia, más precisamente en la estancia La Caledonia. A poco de su llegada, Tarquino ya era una referencia, una marca. A la sombra de aquellas revoluciones sociales que dieron forma a la identidad Sudamericana se gestaba, cerca de aquí en Cañuelas una verdadera revolución de la ganadería argentina, más silenciosa, pero con el mismo ímpetu.
El salto cualitativo de los rodeos de nuestras pampas impulsado por valientes visionarios de la talla del escocés Miller fue tal que muy pronto de la mano de otros avances como el alambrado y el frigorífico, el nombre de nuestro país pasó a ser sinónimo de carnes de la más alta calidad.
Los animales de esta raza tiene una gran masa muscular y su pelaje presenta una coloración que va del blanco crema al colorado oscuro (pero no tienen pelaje negro)
En un principio, la raza fue doble propósito usándose tanto para destinarlos a la producción de carne como a la leche. De hecho hasta bien avanzado el siglo XX la principal raza lechera de Argentina era ésta británica, hasta que llegaron las Holando a ocupar su lugar.
Dawney definió a la Shorthorn como “noble madre de razas” que “gracias a su vigencia también tiene reservada muchas importantes páginas que aún están por escribirse, 200 años de presencia en nuestro país hablan de la excelente adaptación a los distintos ambientes que tenemos desde Chaco a la profunda Patagonia, de sus cualidades maternas, de su facilidad de engorde y de la distintiva mansedumbre que la caracteriza”.
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