domingo, 31 de marzo de 2013

A cuatro años del fallecimiento de Raúl Alfonsín


Figura como estadista y su acción política de tantos años al servicio de los interés de las grandes mayorías, con así también, su caracterizada humildad y compromiso patriótico, nos permite traer parte de su trayectoria a nuestra memoria
En este sentido, cabe destacar su labor por la vigencia plena de las Instituciones de la República, y su prédica constante por un país en el cual se pueda vivir para los tiempos, en total ausencia de violencia, sin odios ni revanchismos, donde conjuntamente los ciudadanos y ciudadanas puedan formar parte de una sociedad, donde el trabajo y la educación sean el motor del progreso individual y colectivo, entendiendo además, que el disenso y el dialogo, son las herramientas válidas que nos otorga la democracia, para saldar las diferencias propias de la coyuntura política.
Raúl Alfonsín ha excedido el ámbito partidario, para convertirse en una referencia para miles de argentinos y argentinas, que sin ser afiliados o simpatizantes de la Unión Cívica Radical, reconocen que Raúl Alfonsín era una garantía para ellos, ya sea estando en el gobierno o en el llano, de una permanente defensa de los derechos humanos, de la libertad de expresión, de la educación pública, de una actitud soberana en el mundo, como así también, de la defensa de las instituciones republicanas.
Raúl Alfonsín ya no se encuentra físicamente entre nosotros, pero sí quedan sus ideas, su legado republicano, sus gestos de humildad, su carisma popular, su vocación de diálogo, su incansable lucha por lograr construir una sociedad democrática, en una Argentina donde por más tiempo gobernó el autoritarismo que la democracia, habiendo tenido siempre en claro, la importancia de sostener por sobre todas las cosas, los cimientos de la joven y débil democracia de los años 80.
El radicalismo de hoy y de mañana, su partido, es el depositario en parte de lo antes enunciado. En tal sentido, será ardua de cara al futuro, la tarea para poder lograr reconstruir la organización política, para que sea ágil, democrática, transparente, con dirigentes y militantes que estén a la altura de ser portadores de su pensamiento. No cabe ninguna duda, que hay mucho para debatir luego de su ausencia y muchas preguntas son las que se hacen y se harán ante esta situación, dentro y fuera del Partido Radical. Por lo pronto, nuestros dirigentes y militantes deberán mantener en lo más alto, las banderas que enarbolara Raúl Alfonsin, como por ejemplo: la defensa irrestricta de los derechos humanos, de la libertad de expresión, de la educación pública, la defensa de la soberanía nacional en el mundo y la forma republicana de gobierno.
El 31 de marzo, como todos los años, se realizarán en todo el país importantes homenajes a esta extraordinaria figura de la política argentina. Pero también, será un buen momento para reflexionar sobre los valores que deberían observar y practicar, quienes pretendan ser actores o referentes de un partido republicano, como el radicalismo, no quedando dudas, que será condición necesaria, la comunión plena con la idea misma, como lo han demostrado Raúl Alfonsin y otros grandes dirigentes de este más que centenario partido. En tal sentido, la humildad, la solidaridad, la vocación de servicio, la fraternidad, y el trabajar por el bien común, formarán parte del decálogo que debería observar un buen Radical-Krausista y Republicano. En definitiva, éste será el mejor homenaje que el radicalismo en su conjunto puede realizar, en memoria de Raúl Alfonsín.

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