
"Hubo un gran error del municipio, que fue no pedir al puestero la habilitación sanitaria. La responsabilidad primaria era chequear esto, y luego que cada producto a la venta contara con registro PAMS (Producto Aprobado por el Ministerio de Salud). No es un trámite complicado; por eso nos sorprendió mucho lo ocurrido", reconoció el profesional.
A diferencia de lo expresado días atrás por el director de Inspección de Villarino, Gustavo Schachtel, el doctor Seri aclaró que el elaborador que vendió los pulpos (Diego Orofino) "no contaba con ningún tipo de habilitación o permiso" (por lo cual durante esta semana sufrió la clausura de su negocio, en Bahía Blanca, y el decomiso de mercadería).
"No estamos hablando de un negocio habilitado que vendió de 'contrabando' un producto no registrado, sino de uno que directamente no tenía permiso para elaborar alimentos para la venta. Esto quiere decir que le alquilaron el stand en la Fiesta del Ajo sin que nadie controlara nada. Se actuó con mucha irresponsabilidad", opinó.
Seri señaló que, mientras rija el alerta sanitario en los hospitales de la zona por potenciales casos de botulismo, se iniciará una campaña de difusión del protocolo que deben seguir las áreas de Bromatología de cada municipio ante la realización de encuentros donde se comercialicen productos gastronómicos.
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