miércoles, 24 de agosto de 2016

Porcinos: un sector que gana mucho terreno

Gracias al aumento del consumo de cerdo y a la adopción de tecnología, promovida por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la actividad porcina se expandió hacia áreas no tradicionales y gana terreno.
La producción porcina a pequeña escala ocupa el 90 % del sector, por lo que esta actividad juega un rol importante tanto del sustento socio-económico de las familias como en la oferta de alimentos al mercado regional.
Existe un trabajo conjunto entre los productores y los técnicos del INTA para potenciar el sector y fue uno de los temas del Congreso de producción porcina en Chaco que se realizó esta semana.
De acuerdo con Jorge Brunori –referente en materia porcina del INTA Marcos Juárez, Córdoba– con más del 70 % de los cerdos del país, la producción nacional se concentra en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.
No obstante, Brunori destacó la expansión del sector: "Las regiones del NEA y del NOA han crecido a un ritmo sostenido así como otras áreas no tradicionales como Cuyo y Patagonia, donde la cría de cerdos mostró un incremento constante en número de productores y stock".
De acuerdo con el técnico, "los factores que movilizaron el crecimiento del sector porcino fueron el aumento del consumo de carne de cerdo, sobre todo en fresco que alcanzó el 164 % en los últimos 20 años, y la adopción de tecnología".
En este sentido, aseguró que la mayor parte de los cambios tecnológicos se registraron en los estratos más grandes, por lo cual insistió en la importancia del asociativismo como estrategia para incentivar la competitividad de pequeños y medianos criadores.
A fin de potenciar la producción porcina en la Patagonia, se difunden diversas técnicas que benefician la actividad y en este sentido, Daniel Rossi –asesor privado de la zona de Alto Valle– detalló que una de las técnicas más conocidas en la región del Valle Medio de Río Negro es la cama profunda.
Se trata de una tecnología, basada en el ordenamiento del sistema más que en la necesidad de realizar grandes inversiones, que permite expandir la actividad hacia zonas no tradicionales, se adapta a la pequeña y mediana escala y mejora la productividad de las unidades en más de un 40 %, respecto del confinamiento a campo.
"Brindarle un clima de confort a los porcinos mejora la convertibilidad en su alimentación, lo que impacta favorablemente en los rendimientos de los pesos", detalló Rossi.
Agregó que "esto puede ser complementado con el uso de bebederos, comederos, jaulas de gestación y corrales a fines de cumplir con una mejora en el bienestar animal".
Este fue el caso de Carlos Olave, un productor porcino de Lamarque –Río Negro– que, gracias al aporte del INTA, pasó de producir lechones a capones, mediante la implementación del sistema de cama profunda.

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